Los centros de datos, que alguna vez fueron vistos como pasivos que consumen mucha energía, ahora están emergiendo como activos críticos para abordar los desafíos energéticos urbanos.

A medida que la crisis energética se profundiza y las ciudades crecen, estas instalaciones tienen el potencial de transformarse de consumidores pasivos a contribuyentes activos dentro de sus comunidades. El desafío de reutilizar el calor residual de los centros de datos se ha explorado durante años. Si bien estas instalaciones, que normalmente se construyen en zonas industriales, producen calor de baja calidad, se están desarrollando nuevas soluciones a medida que las ubicaciones se acercan a las zonas residenciales.

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