En el taller de Hugh Hayden en Brooklyn, versiones inútiles de objetos utilitarios están en proceso de gestación por todos lados. Ningún chef podría cocinar con sus sartenes, perforadas por orificios y unidas a instrumentos musicales. Ningún jugador de baloncesto podría encestar con sus redes hechas de cabello sintético, que se extienden varios metros como las trenzas de Rapunzel. Él y sus empleados implantan cuchillas de metal y madera en mesas y sillas, y cubren cunas de bebé con alambre de púas y enredaderas espinosas.
El señor Hayden, quien es afroamericano, otorga títulos sardónicos a sus obras de arte, reflejando cómo el racismo sistémico ha bloqueado la movilidad ascendente para algunos. Su intimidante escritorio escolar cubierto de espinas se llama “Trabajo-Estudio”. Una escalera de madera brotando tijeras de podar se titula “Educación Superior”.
Durante un reciente recorrido por su taller, el señor Hayden, de 40 años, llevaba gafas decoradas con ramas de abeto cosechadas en las montañas Dolomitas de Italia. Hojeaba pilas de algodón crudo y libros antiguos sobre muebles de mimbre y ratán, reflexionando sobre nuevas formas de tejer. Enredaderas espinosas de smilax estaban esparcidas por el suelo, y una reportera en sandalias, deslumbrada por el variado trabajo en progreso, apenas evitó que sus dedos fueran perforados.
La pieza esquelética ramificada de Hayden es descrita por el artista como “una obra en evolución hecha de madera de ciprés calvo”.
Crédito… Ahmed Gaber para The New York Times
La canasta de baloncesto de ratán y enredaderas de smilax tejida por el artista, titulada “Felices para Siempre”, se exhibirá en SFMoMA.
Crédito… Ahmed Gaber para The New York Times
Sacó trozos de corteza con un tono chocolatoso, el material que ha usado en botas Timberland y abrigos Burberry. “Es divertido cuando tiene líquenes y musgo encima”, dijo. A pesar de los bordes afilados de sus sillas, los visitantes de las galerías a veces las confunden con algo en lo que pueden apoyarse: “La gente intenta recargarse en ellas, por instinto”.
Su equipo estaba contra reloj, lijando trozos de árboles de Navidad para un juego de comedor y trenzando mechones de pelucas rubias, transformando alquímicamente los desechos en comentarios sobre la injusticia. Este otoño, el señor Hayden tendrá exposiciones individuales en el Nasher Sculpture Center en Dallas (que abrirá el 14 de septiembre, con un castillo de parque infantil de roble cubierto de pelos de jabalí) y en el Rose Art Museum de la Universidad de Brandeis en Waltham, Massachusetts (que abrirá el 18 de septiembre, con una cabaña rodeada de ramas).
Hayden trabaja en un recipiente de ratán tejido titulado “Waterboy” que se exhibirá en la galería R and Company en Nueva York en septiembre.
Crédito… Ahmed Gaber para The New York Times
Está participando en exposiciones colectivas en la galería R & Company en Nueva York (que abrirá este viernes, con su enorme recipiente hecho de ratán tejido) y en el Museo de Arte Moderno de San Francisco (que abrirá el 19 de octubre, con su tablero de baloncesto de ratán entrelazado con enredaderas). En 2025, su equipo construirá un esqueleto de ballena de cicuta para los terrenos del Clark Art Institute en Williamstown, Massachusetts, y llenará un pueblo fantasma en el desierto cerca de Sharjah, en los Emiratos Árabes Unidos, con pupitres escolares invadidos por la vegetación.
El señor Hayden, oriundo de Dallas, trabajó anteriormente como arquitecto, con proyectos que incluían tiendas de ropa y establecimientos de Starbucks. Se muestra modesto y sin inmutarse ante su creciente fama en el mundo del arte en varios continentes. Durante la entrevista, tampoco se mostró perturbado por sus perros de raza ibicenca, Marte y Júpiter, que anhelaban escapar de su corral y masticar algo de ratán.
Cuando el señor Hayden visita exposiciones que repasan su propio trabajo pasado, dice que experimenta una serie de reacciones. Puede comenzar con “vaya, sí, he hecho mucho”. Y luego, agregó, “a veces empiezo a criticarlo: ‘Debería haberlo hecho de otra manera'”.