Caía la noche cuando los dos científicos se pusieron a trabajar, desplegando largas redes desde el extremo de su barco. La jungla comenzó su sinfonía vespertina: el dulce chirrido de los insectos, el rugido distante de los monos, el ocasional chillido de un dragón. Los cocodrilos retozaban en las aguas poco profundas y sus ojos brillaban cuando los focos los enfocaban.

Al otro lado del agua, los barcos de carga formaban formas oscuras mientras se deslizaban de un lado a otro entre los mares.

El Canal de Panamá ha conectado a pueblos y economías remotas durante más de un siglo, lo que lo convierte en una arteria importante para el comercio global y, en las últimas semanas, en un objetivo de los planes expansivos del presidente electo Donald J. Trump.

Pero recientemente el canal conecta algo más: los vastos ecosistemas del Atlántico y el Pacífico.

Los dos océanos han estado separados durante unos tres millones de años, desde que el Istmo de Panamá surgió del agua y los separó. El canal abrió un camino a través del continente, pero durante décadas sólo un puñado de especies de peces marinos lograron migrar a través de la vía fluvial y el embalse de agua dulce, el lago Gatún, que alimenta sus esclusas.

Luego, en 2016, Panamá amplió el canal para permitir barcos de gran tamaño, y eso empezó a cambiar.

En menos de una década, los peces de ambos océanos (róbalo, caballa, pargo y más) han reemplazado casi por completo a las especies de agua dulce que anteriormente se encontraban en el sistema de canales, según descubrieron científicos del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales en Panamá. Los pescadores alrededor del lago Gatún que dependen de estas especies, principalmente pavón y tilapia, dicen que sus capturas son cada vez más escasas.

Los investigadores ahora temen que aún más peces puedan pasar de un océano a otro. Y ningún invasor potencial es más preocupante que el venenoso pez león de color caramelo. Se sabe que viven en la costa caribeña de Panamá, pero no en el Pacífico oriental. Si lograban llegar hasta allí a través del canal, podrían destruir peces nativos indefensos, tal como lo hicieron en el Golfo de México y el Caribe.

Los animales marinos ya son más que visitantes ocasionales del lago Gatún, dijo Phillip Sánchez, ecologista pesquero del Smithsonian. Ellos “se están convirtiendo en la comunidad dominante”, dijo. Ellos “desplazan todo lo demás”.

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