Jocelyne Wildenstein, la socialité nacida en Suiza y ex esposa de Alec Wildenstein, descendiente de una dinastía artística cuyo estilo de vida lujoso, divorcio amargo y cirugía estética exótica le dieron fama sensacionalista, murió el martes en su casa de París. Ella tenía 79 años.
La causa fue una embolia pulmonar, dijo Lloyd Klein, su pareja de mucho tiempo.
Wildenstein era miembro de una de las familias más ricas del mundo del arte francés, con una vasta y misteriosa colección de viejos maestros, así como galerías en Nueva York y Tokio. La señora Wildenstein era hija única de un fabricante de telas y un abogado. Entre sus amigos de la jet set contaba al traficante de armas saudita Adnan Khashoggi. Era hermosa, atlética y aventurera; La pareja se conoció mientras cazaban en África.
Pero en 1997, después de 19 años de matrimonio y dos hijos, Wildenstein quería ver a otras personas y vivieron separados, él en su casa de piedra caliza en Manhattan y ella en su rancho en Kenia. Cuando Wildenstein, acompañada por dos guardaespaldas, sorprendió a su marido en la casa – donde estaba acostado en la cama con su novia de 21 años – él blandió un arma. Los guardaespaldas llamaron a la policía y el señor Wildenstein pasó la noche en prisión.
Su amargo divorcio luego tuvo un papel teatral en los tabloides, que informaron sin aliento sobre los excesos de la pareja: sus gastos mensuales de un millón de dólares. El vestido Chanel de 350.000 dólares que compró para una fiesta de Nochevieja. Su factura telefónica anual es de $60,000. Según se informa, pagó 80.000 dólares a un fotógrafo de moda para que creara un portafolio para una joven modelo rusa con la que estaba teniendo una aventura. Su casa en East 64th Street alberga diez pinturas de Bonnard, un leopardo negro, un lince y un tiburón de arena que vivía en un acuario del tamaño de una pared. Su rancho africano y reserva de caza de 66.000 acres, donde dos tigres vivían en una cueva de cristal a prueba de balas con vistas a un estanque. Las cirugías plásticas para él y para ella (al parecer lifting de ojos). Y, sobre todo, su propia transformación de una joven de rasgos delicados en una criatura sobrenatural con ojos de gato, cuyo coste se estima en 2 millones de dólares.