A medida que la inteligencia artificial (IA) y otras tecnologías emergentes continúan avanzando en alcance y sofisticación, aumenta la presión sobre los equipos de TI para implementar rápidamente estas herramientas. Esta presión se ve agravada por las implacables limitaciones de recursos y las crecientes luchas por retener el talento.

Estas presiones crecientes tienen implicaciones importantes en la forma en que los profesionales de TI pasan sus días. Aunque la prioridad inicial de un equipo de TI es garantizar la disponibilidad y confiabilidad del servicio, a menudo una parte importante de su tiempo se dedica a gestionar crisis, tiempo que podría emplearse mejor innovando.

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