El 12 de septiembre de 1812, el general José de San Martín y Remedios de Escalada sellaron su compromiso en la Catedral de Buenos Aires. Él, de 34 años, y ella, una joven de apenas 14, se unieron en matrimonio en un contexto complicado. De los once años que duró su relación, solo seis y medio los vivieron juntos.
La historia de su amor tiene elementos de incertidumbre: se desconoce si fue un enamoramiento a primera vista o un acuerdo familiar. Lo cierto es que su primer encuentro ocurrió en una tertulia, donde Remedios quedó impresionada por la presencia de San Martín. Sin embargo, la joven estaba comprometida con Gervasio Dorna, un hombre de 22 años, con quien debió romper el compromiso para seguir adelante con San Martín. Dorna, después de perder a su prometida, se alistó en el ejército de Belgrano y falleció en la batalla de Vilcapugio el 1 de octubre de 1813.
San Martín enfrentó dificultades no solo con la relación, sino también con su familia política. Su carácter directo y sus raíces humildes no congeniaban con la madre de Remedios, Tomasa, quien veía en el general a un hombre de poca clase. Su rechazo fue tan fuerte que, al enterarse de la propuesta de matrimonio de San Martín, se opuso firmemente, llegando a referirse a él como “soldadote” y “plebeyo.”
Pese a estas oposiciones, la boda se realizó con la bendición del sacerdote Luis Chorroarín en una ceremonia que tuvo como testigos a Carlos María de Alvear y su esposa, Carmen Quintanilla. La celebración fue en la residencia de los padres de Remedios, y la pareja pasó su luna de miel en una quinta en San Isidro, propiedad de la hermana mayor de Remedios, María Eugenia.
La vida de casados no fue fácil. Tras una temporada en San Isidro, San Martín regresó a sus obligaciones militares en el Regimiento de Granaderos a Caballo, que había logrado consolidar gracias al apoyo de los Escalada. En 1813, ambos vivieron en Buenos Aires hasta que San Martín tuvo que partir hacia Tucumán para comandar el Ejército del Norte, mientras que Remedios permaneció en Buenos Aires.
La relación no fue tan feliz como se podría imaginar. Durante los once años de matrimonio, estuvieron separados por más de seis años. Las dificultades no solo se debían a la distancia, sino también a rumores de infidelidad por ambas partes, aunque en el caso de Remedios no existen pruebas de relaciones extramatrimoniales, sino solo algunos comentarios maliciosos.
La pareja logró reunirse nuevamente el 10 de agosto de 1814, cuando San Martín fue nombrado gobernador de la Intendencia de Cuyo. En Mendoza, Remedios se unió a la sociedad local y colaboró en la organización del Ejército de los Andes, que San Martín lideraría en la liberación de Chile y Perú. Inspirada por su esposo, Remedios ofreció sus joyas como contribución para el ejército, un gesto que las damas mendocinas imitaron el 10 de octubre de 1815 para apoyar la causa patriótica.
Esta historia de amor y sacrificio revela no solo los desafíos que enfrentaron San Martín y Remedios, sino también la complejidad de sus vidas en tiempos de guerra y cambio.